Tengo a la mejor pequeña del mundo, porque sé que le gusta, y me fascina. Me sorprende cuando sonríe, porque mi corazón salta de alegría y sueño con ella en el cielo. En las nubes. Como cayendo de una montaña rusa mientras yo la miro desde arriba. Mi pequeña es mía. Porque se llama Beatriz, y rima con feliz. Matías rima con alegrías y he tenido el mejor fin de año. Ahora comienza el año del bicentenario, que su celebración y significado, por lo menos a mí me encanta. Porque ese fue el día que ví sus ojos, sentí su alma, y le besé la frente (como nunca nadie antes lo hizo).
Por eso es. Un chico, para ella, como nunca nadie antes fué. Que feliz soy. Muy feliz.

Soy el hombre mas feliz del mundo.
1 comentario:
Y que se llenara el lugar fue el mejor accidente del mundo, porque causó un abrazo que no terminó en toda la noche. Estabas con tu chaleco azul, el mismo que me tiraste encima el otro día en el Forestal. Te pusiste mi bolso amarillo, ¿te acuerdas?, sin soltarme nunca, para que no me molestara mientras todo el mundo saltaba. Fumamos juntos. ¡Y fuegos artificiales!
Siempre creí que todas esas cosas eran una señal, incluso antes, buscando flores de papel en un libro de sueños en un día en que casi se ponía a llover. Y sentir que ibas a estar muy cerca de mí fue la ocurrencia más atinada que pude presentir, porque mira, está terminando el año, ¡y te amo hace meses!
Sí, te amo.
Y sí, quiero estar contigo todos los minutos que me restan, y todos los años nuevos que quedan.
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